jueves, 4 de junio de 2015





RETRACTACIÓN DE HECHOS



 Yo el viejo Job,
me arrepiento de todo
cuanto dije contra mi
aquellas noches y aquellos días
en los que el sol me fue inicuo
y mis noches fueron como sarna.

Yo el viejo Job,
me retracto y me contradigo
de todas y cada una de las palabras
que EL dicto y puso en mi boca
como lenguas de fuego.

Yo el viejo Job,
Declaro, no haber dicho
Desde mi corazón:
"que aborrecía el día que llegué a nacer"
"que repudiaba el vientre de mi madre"
"que desee ser abortado para nunca ver la luz"
"que renegué de todo lo hermoso de este mundo"
"que culpé a las estrellas y al sol de mi destino"
"que injurié y maldije todo cuanto hay sobre la tierra"
"que los poetas valían menos que la mierda"
"y que el amor, era la peor trampa de dios"
Reniego y me retracto de todo,
cuanto esta escrito y que dices que yo dije.

Yo el viejo Job,
juro en nombre de mi ser,
que nada de lo dicho
brotó de mi alma y mis huesos.
Por eso, mi alma esta inquieta;
pide la restitución total
y absoluta de mi verdad original
junto con cada una de mis cosas
amadas y por amar
cada lagrima,
cada gota sudor,
cada risa,
las quiero tal cual son,
para morir en santa paz.

Yo el viejo Job,
escupo y me vomito
sobre los que dicen ser mis amigos
pero están a favor
de un dios pendenciero
un dios del dolor
la miseria que me infringe;
cuando ellos en nuestra juventud
hicieron cosas peores,
cosas deleznables,
cosas en verdad, inicuas,
sobre mujeres, hombres y animales.

Yo el viejo Job,
nunca engañe a nadie,
con supuestos poderes espirituales
ni  empuje a nadie a entrampadas retóricas,
como tampoco me aproveche de la flaqueza
de las mujeres que me pidieron consuelo
o que pasaban por tribulaciones en su espíritu
sin antes ver,  la viga en mis ojos
o la daga en mi pecho.

Yo el viejo Job.
detesto a mis amigos
por cobardes y acomodaticios al viento
que no reconocen que fuimos
crápulas de tiempo completo,
cometimos adulterios como arenas del desierto,
hicimos fortuna reventando lomos y cercos
quitando agua, y abriendo heridas
diciendo una cosa y haciendo otra,
festejando triunfos del sudor ajeno,
fustigando a la viuda y al huérfano
dando falsas esperanzas
y atesorando en la tierra.

Yo el viejo Job,
Sé, que gracias a El
todo el mundo me volvió la espalda,
las estrellas , los animales , las yerbas.
A donde voy, no hay cantos de aves ni de ríos,
vago solo con mi alma y con mi mente enferma
dando tumbos sobre lo que un día fue,
sobre los restos de mis recuerdos,
sobre los caminos que me condujeron mal,
en ellos, hoy y mañana estaré
sin amigo alguno,
sin amantes,
sin conocidos,
sin cosa alguna,
sin sangre,
viendo como  hace escarnio de mí,
mi propia sombra,
acerca de mi inocente fatiga,
de mí credulidad
de soñar que era un humano mas
un alma en busca de su alma,
a base de fallar
una y otra vez
hasta darle forma y sentido
al acto de morir.

EFRAIN VILLEGAS















Yo el viejo Job



I


Yo el viejo Job,
reclamo todo lo que un día fue mío,
mis pájaros,
mis arroyos limpios,
mis flores,
mis paseos bajo la luna,
mi casa,
mi mujer,
mis hijos,
mis amados libros,
mi perro,
mi gato.


II

Yo el viejo Job,
Pregunto y tú contéstame
¿donde esta lo que tuve?,
¡donde lo guardaste!
 tapiaste mi alma,
pusiste cerrojo en mi corazón,
cerraste mis puños,
para amenazar lo amado,
diste a mis pies caminos falsos,
tendiste trampa a mi mente
para que yo dijera:
¡ váyanse a la mierda !
¡ chinguense !
¡ jodanse !
¡ púdranse solos!
¡ me voy a la chingada !.


III

Yo el viejo Job
reclamo con mi voz cascada
y mis músculos flácidos;
te apiades de mi ingenuidad
de mi infinita ignorancia,
y me devuelvas intactas,
cada una de las cosas amadas
que un día fueron mías:
Mi plato de barro,
mi taza de metal,
mi cuchara de palo,
no quiero seguir comiendo
en platos de oro,
con cucharas de plata,
ni en vasos de cristal.


IV

Yo el viejo Job
me quitaste
como a un niño una paleta
mis veintitantas escaleras
para subir a mi casa;
tiraste al mar mis llaves para entrar,
de un tirón, me quitaste el camino
que me sabia como la palma de mi mano.
Me paseaste en elevadores transparentes,
pusiste en mi cama una mujer que yo no conocía,
me diste una American Express
me llevaste de shoping
para consolarme en mi aflicción
y decirme al oído seductoramente,
que todo iba a pasar
en un cerrar y un abrir de ojos.


V

Yo el viejo Job,
te reclamo la reparación del daño:
moral, espiritual y económico
de todo lo que un día fue mío,
porque entraste a mi casa
sin orden de cateo
destruyendo todo
como un judicial enloquecido,
rompiste mi ropa con la manos de ella,
tiraste mis poemas con las manos de ella,
pisoteaste mis cuadros con los pies de ella,
regalaste mis libros amados con las manos de ella,
con las manos de ella, vaciaste mi casa de mis cosas,
 las llevaste al camión de basura con las manos de mis hijos,
pusiste a mis hijos contra mí con los labios de ella,
sacaste mis sombras, mis humores, mis huellas,
arrancaste de tajo,
todo rastro, de lo que un día fui;
no quedo, un suspiro mío,
ni un pelo, ni un pedazo de uña
solo para ganar una estúpida apuesta.


VI

Yo el viejo Job,
te pido me devuelvas todo:
Mujer, hijos, cosas.
las mías, las que yo escogí con dudas,
las que encontré a mi agrado,
y reconozco entre miles
en el sol y en la sombra
las que hice con mis manos,
las que mi mente me dicto,
las que mi ser dio, vacío y forma,
las que robe, las que no devolví,
quiero todo lo que yo toque,
todo lo que malogre,
 ¡absolutamente todo!
lo quiero en la mesa para siempre.


VII

Yo el viejo Job,
tengo casi diez años
que no me paro en la casa
que un día fue mía,
diez desde la última vez
que le hice el amor a mi mujer
sobre la mesa de centro de la sala,
diez, que no les leo un cuento
o un poema a mis hijos,
o escucho un tango o una opera
mirando, como no se movía
sin mi voluntad el ala de una mosca;
diez, que no maldigo con amor
a la que fue mi mujer,
ni les alzo la voz a mis hijos,
ni doy portazos cuando entro o salgo
ni reprocho nada ni los humillo
diez, que no entro de puntitas en la noche,
ni discuto al calor de una copas
 por una mota de polvo o una mancha de grasa,
diez años, que no veo los clavos de mis paredes,
diez desde cuando a cada rato,
aun sin venir al caso yo decía:
¡que bueno es Dios carajo!


VIII

Yo el viejo Job,
quiero que me devuelvas
como al gran Lázaro,
mi misma vida,
mi estúpida  rutina,
mi misma casa,
mi imbécil trabajo,
los mismos amigos
y enemigos;
los paseos aburridos,
los malos pasos,
mis torpes caricias,
mis penas personales y ajenas que viví,
las mismas ganas de llorar y de reír,
mi inmensa soledad
mi sed de mujeres solas y tristes,
mi gusto por el vodka y el tequila,
mi amor por el mar
 y la música de Lucio Dalla.


IX

Yo el viejo Job,
te bendigo y te maldigo
porque soy un poco como tú:
Necio,
Arbitrario,
Androgino,
Prepotente,
Misogino,
Vengativo,
Neurótico,
Paranoico,
Seductor,
Indulgente,
Negligente,
Homofobico,
Perverso,
Iracundo,
Beligerante,
Convenenciero,
Bueno paras nada,
Cínico,
Xenofóbico,
Sicótico
Tirano
por estas y otras miles razones, te entiendo
debes ser Virgo ¿verdad?
Se como te sientes
y por qué, haces lo que haces,
al contender conmigo
 y jugar con mi alma
como si fuera un dado,
por tu maldita adicción a las apuestas.


X

Yo el viejo Job,
¡te pregunto, tu contéstame!
¡donde estabas!
 cuando yo te confíe mi vida,
donde, cuando no sabia nada de ti,
cuando yo no tenia nada que ofrecer
 y lo ofrecía en tu nombre,
¡donde!
 cuando te buscaba en el rocío,
cuando quise ser sombra y solo di temor,
o cuando la noche se ilumino
 con mi primer deseo
o cuando puse mi lengua en el lugar exacto
y el universo se partió en dos
 como el mar rojo
y me expandí en mil,
donde estabas,
 cuando toque la puerta como tu dijiste
y nadie salió a abrir y me morí de miedo.




XI

Yo el viejo Job,
reclamo la devolución integra
de cada pájaro que vi,
de todo árbol que toque,
de cada sueño que no puedo recordar,
de las palabras que dije y no recuerdo,
de cada mosca que voló cuando estaba triste,
de cada escupitajo que escupí con odio,
de cada insomnio,
de cada vuelta que di contra la pared,
cada poema que se negó, lo quiero ahora,
cada lagrima que se seco en un libro,
las ideas que no se concretaron,
las mujeres que no me dieron consuelo, solo asco;
cada beso que fue un trago amargo
lo quiero ahora
cada caricia cargada de dolor
cada gota de sudor de ellas sobre mi.


XII

Yo el viejo Job,
no tengo miedo
de hacerme justicia por mi mano,
no tengo miedo
de llamar a las cosas por su nombre,
no tengo miedo
de que llagues mas mi cuerpo y mi alma,
no tengo miedo
de que me quites lo poco que no tengo
porque nada deseo,
no tengo miedo
que me dejes ciego
porque nada quiero ver sino lo mío,
no tengo miedo
de perder lo poco de bueno que hay en mi
 si fue en vano,
no tengo miedo de volverme
un muerto de hambre o un paria
no tengo miedo
de que me pongas un dolor
que yo no sea capaz de soportar,
no tengo miedo,
de que mañana no haya sol;
si vivo entre lóbregas sombras,
y la noche esta en mi.
No tengo miedo,
de no tener miedo,
como no tengo miedo
De llamarte:
El  judas del Hombre.


XIII

Yo el viejo Job,
apuesto igual que tu,
 que un día,
te quedaras solo y triste
en medio de todas tus constelaciones
sin una mosca que te irrite,
sin un piojo que te diga que estas vivo,
sin nada de nada;
absolutamente solo
sin nadie a quien amar,
sin nadie a quien joderle la vida,
y te darás de topes con la nada,
me recordaras como un inofensivo insecto
con el cual contendiste a la par,
y te querrás morir de vergüenza,
pero volverás a las viejas andadas
de ofrecer paraísos
y patadas en el culo por no obedecer
por no acatar tu forma de pensar,
y empezaras de cero
la jodida y triste historia
 del poder celestial.


XIV

Yo el viejo Job,
solo estaré un poco aquí,
un poco entre abrojos y flores;
viendo la extinción de las  aves
la proliferación de nubes asesinas,
viendo el trabajo vano de las hormigas,
la manchas tristes en mi pared
viendo como se van los árboles
 para siempre jamas,
como se encharcan los arroyos
 de basura industrial,
como suben los niveles del mar
para limpiarse el petróleo,
viendo como la soledad
acorrala a los niños,
 escuchando el gemir
de los animales en los rastros,
viendo como piden drogas
 en lugar de pan
los niños y los ancianos de la calle.
No veo, que del cielo,
pueda venir la salvación,
Creo, que las cosas no andan nada bien
 allá tampoco.


XV

Yo el viejo Job,
me pudriré en los tribunales divinos;
pero luchare hasta el último respiro
por la devolución intacta
 de mis seres y cosas amadas;
haré huelga de sueños
huelga de tristeza,
huelga de fe,
hasta que cada pensamiento
y cosa regrese a su lugar original
hasta que cada hormiga
me diga que todo esta bien,
hasta que pueda dormir como un bendito,
hasta que me digan:
"tenia usted razón, Dios tambien se equivoca"
hasta que me habrán de par en par
puertas y ventanas de mi cielo
hasta que pueda ver el otro lado de la luna.


XVI

Yo el viejo Job,
no quiero cosas nuevas,
ni mejores,
ni parecidas,
mucho menos reconstruidas,
quiero simplemente las mías,
las de infancia, juventud y mi vejez
las que puse en mis huesos en mi sangre,
solo pido lo que es de mi corazón,
ni una brizna más, ni una brizna menos:
Mi mujer,
mis dos hijos,
mi casa de tres recamaras,
 dos autos medianeros,
mi mesa de fierro colado victoriana,
mi cama de latón,
con su colchón con manchas de orines
de cuando mis hijos, eran pequeños,
mi vajilla japonesa,
mis palillos de bambú,
mi sala de tres piezas color mamey,
mis libros de Zen y los de Arte,
mis cámaras antiguas de colección,
mis postales amorosas y antiguas sobre la pared
mi estufa de leña del rincón de la casa,
 mi fagot que usaba de florero,
mis marcos antiguos con sus fotografías,
mis sillas austríacas, de la primera guerra,
mi colección de pipas de espuma de mar,
mis abanicos, mi colección de llaves,
mis sifones de colores, piteados.
La Royal Smith inmaculada,
Todo lo quiero en su lugar,
sin un solo rasguño
igual, ¡como yo los deje!.

XVII

Yo el viejo Job,
 ciño mi memoria a mi espaldar,
 me revelo hasta en sueños
como una bestia herida y  hambrienta,
maldiciendo a los cuatro vientos,
 todo lo que no puedo entender,
y lo que entiendo a medias.
Como mariposa,
 Me sé frágil al viento,
sé que mis horas son contadas
ni un segundo mas puedo agregar;
que mis ojos, no han de ver dos veces
 el mismo amanecer, ni el mismo río.
Que lo que amé, estará para siempre en mi,
que mi voz, por mas que sea llama, se apagará,
que el sitio donde posee mi cabeza, desaparecerá,
todo lo que tuve, se ira al mar y al polvo,
mi dolor, será mío, mío nada más.
que mi corazón, solo latió para mi pecho,
y todo lo que pense,
fue solo mi miope parecer.


XVIII

Yo el viejo Job,
¿a donde iré que no me encuentres?,
¿en que lugar, mis sueños estarán seguros de ti?
¿donde, no escudriñaras mis pensamientos?
¿donde iré, sin que me sigas como sombra?
¿donde mi pasión, no dejara rastros de ceniza?
¿donde mi sudor, no será detestable a tu olfato?
¿donde, el frío de mis besos no me delatará frente a ti?
donde, donde, donde me esconderé de tu  ira,
como escapar de la braza de tu dedo acusador,
donde me embrocaré,
 para saciar la sed de justicia de mi corazón.


XIX

Yo el viejo Job,
el mismo que hizo lo que pudo,
cuando pudo y con lo que pudo.
Tambien planté un árbol
escribí un malísimo libro de poesía
 procree dos hermosos hijos,
(Mujer y hombre, como mandan los cánones)
compré una casa de oportunidad,
fumé, como quien tiene una pena irreparable,
 bebí y bebo, hasta perder la decencia artificial,
fui y  soy, soñador profesional,
blasfemo a la menor provocación,
avaro, codicioso, envidioso,
neurótico, calumniador soy,
hacedor de ídolos de barro,
adultero, traidor,
hombre que se hizo hombre sobre hombres,
que camino descalzo, sobre vidrios y espinas,
que durmió en celdas frías llenas de piojos y de chinches,
que convivió con los más grandes asesinos de su tiempo,
 con los más pervertidos, hice hermosas amistades,
 con los mas torcidos, conocí lo recto.



XX

Yo el viejo Job,
vago como perro sarnoso
con mi alma y con mis penas
de un lugar a otro sin encontrar mi sitio,
sin hallar un trozo de corazón que me ame,
sin saber como darle sentido al sin sentido,
tampoco tengo,
un lugar para recargar mi espalda,
un lugar,
para enterrar mis sueños y mis huesos,
Estoy harto, de ir de la sombra a la sombra,
no quiero que lo que creo que soy,
se vuelva solo humo,
no quiero ver,
como me voy haciendo polvo,
por eso no quiero flores en mi hora final,
 ¡no quiero una sola!
quiero ser luz a prueba de tinieblas,
luciérnaga de sol, en medio de mis noches,
un canto de grillo pidiendo por mi sed,
una hoja de yerba como el viejo Whitman;
una piedra, que no sirva para nada
ni para fogón, ni para tranca,
quiero ser cualquier cosa,
menos, un buscador fanatizado
de eso inexpugnable, que le dicen Dios.

        




XXI


Yo el viejo Job,
estoy cada día mas triste y mas solo,
cansado y desolado en mi alma marchita,
sin nadie que responda al llamado de mi sangre,
sin perro que me ladre, ni gato que me lama,
sin llave, sin candado propio,
sin una idea original acerca de nada,
sin religión que llene el hueco de mi alma,
ni amante que meta sus manos a la lumbre
por mi maldito nombre o mi reputación,
sin amigos para compartir vicios y secretos,
sin una buena mujer
de entrada por salida en mi corazón,
sin un lugar de mala muerte
para beber hasta caer,
sin una calle que me lleve a casa.


XXII

Yo el viejo Job,
Sé, que no han de venir tiempos peores,
ni ángeles, ni arcángeles sodomitas,
tampoco aparecerán mensajes
 cifrados en los cielos,
ni serán otros,
 los que rompan tu corazón
 sino los mismos de siempre,
los que mas amas.
Sé, que nunca mas lloverá mana
sobre mis canas, solo lluvias ácidas,
 que los mismos de siempre,
 nunca dejaran,
 que los mismos de siempre se puedan  levantar.
todo va a pasar,
todo tiene su tiempo embargado y medido;
y no habrá dioses ni hombres que lo puedan parar.


XXIII

Yo el viejo Job,
he visto todo lo que se puede ver en este mundo,
mucha televisión,
 mucho miedo,
mucho dolor,
he visto horrorizado,
como hasta Dios se hace el muerto,
el ciego, el disimulado, el simulador,
he visto, como no mueve un dedo o un pestaña
cuando el mundo ha estado acorralado,
a punto casi de que se lo lleve la mierda.
He visto como le da la espalda a los
que dejan vencer su corazón,
como desprecia y aborrece
a los que no que no quieren ya sentir
porque ya han sufrido demasiada traición,
veo mucha negligencia de su parte,
cuando sabe, que el mar se esta pudriendo,
que el cielo apesta a caño,
que los bosques arden de dolor literalmente,
que las moscas están tristes
que las palomas,
 parecen niños de la calle de mugrosas
que nadie encuentra un poco de paz,
un poco al menos
en sinagogas o catedrales repelladas de oro.


XXIV

Yo el viejo Job,
veo que este mundo va a acabar muy mal,
que nada lo sostiene, nada lo llena,
que lo que se dice amor,
solo es una formula de consumo
que la belleza, solo mercadotecnia barata
que lo único rescatable de este mundo
es lo light, lo cool, lo fast,
que lo maravilloso
es un saborizante de papel moneda
que la paz espiritual
una cuenta regordeta en dólares
que la fama, perseguida hasta por Dios
 solo dura, cinco miserables minutos,
que el fracaso,
es lo único santo creado por un innominado,
que dios es un látigo color de rosa,
que nadie, absolutamente nadie, ni EL,
 se salvará del holocausto nuclear.


XXV

Yo el viejo Job,
puedo decir que solo existe un libro
 al que se le puede llamar decentemente EL LIBRO,
uno lleno de mentiras y la verdad según se entienda,
 libro que me enseño a mentir correctamente,
y me abrió los ojos al deseo de la carne;
un instructivo para destruir
y hacer negocios en el nombre de Dios,
para timar y jamás arrepentirse,
me hizo saber que un río de sangre, solo es un río mas,
me demostró, que no todo el mal esta hecho
 que podemos hacer mas, mucho, mucho mas,
me indico la formula por la cual cualquier granuja
 puede entrar y salir por el ojo de una aguja,
me enseño que es el mejor tratado de impunidad,
 de hágalo usted mismo sin escrúpulos,
en fin me enseño a desconfiar de dios y dioses,
me enseño, que solo soy, un grano de sucia sal
 que no devolverán al mar;
 al que tampoco, le regresarán
lo poco que un día fue suyo.

EFRAÍN VILLEGAS